El fin


La última vez que fui a la playa, comenzó una estampida humana de la nada. La gente corría aterrorizada por las calles, en sentido contrario al mar. Por mi mente pasó que venía un tsunami y que iba a morir. Dado que mi compañero para vivir después del apocalipsis se quedó en la ciudad, solo pensé: 

"¡Verga! se acabó el mundo, ¿dónde chucha estás?"

Luego entendí que ningún llamado telepático lo traería a mi lado, así que el instinto de supervivencia me obligó a cruzar la calle, para quedarme parada en silencio al lado de un exnovio. Me quedé estática cerca de él, pero ni se percató de lo que sucedía porque estaba ocupado conversando con una amiga suya. Nuevamente pensé:

"Si me muero, que sea al lado de este hijueputa por lo menos."

Respiré hondo, y mientras la gente corría, logré escuchar que comentaban que hubo una pelea en la playa y que al parecer también hubo una balacera...

¡Qué decepción!

Agarré y me volví a sentar al otro lado de la calle, sola con una botella de ron y un vaso, sin articular palabra alguna. Al rato, en mi ebriedad quise tuitear sobre lo sucedido. Afortunadamente, la señal estaba pésima esa noche y no conseguí hacerlo.

Él ni se imagina que elegí morir a su lado esa noche.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tecnocumbieras Sometidas

Manual teórico - práctico: Twitter para amateurs

El cruel.