Locura

Este relato tomó más de cuatro meses en salir a la luz. Me costó escribirlo, lo mantuve bastante oculto.. Pero siento que es el momento apropiado para ser leído. 

Solo tomó tener la fuerza suficiente y dejar de sentir todo lo aquí escrito para poder dejarlo acá. Sí, les estoy compartiendo el fantasma de una historia. No creo que haya podido existir un final alterno. Si fuera así, hoy por hoy estuviera de luna de miel o algo por el estilo.

La vida es como es, y aquí seguimos en el ruedo, escribiendo y abriendo nuevos capítulos. 
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I
El Beso


El 16 de Enero del 2011 alrededor de las 2:30 o 3:00am, pasó algo que no irá al Twitter por ser demasiado sopa para hacerlo.. Mi primer beso contigo. La hora aproximada la sé porque momentos antes o después de una foto que nos tomamos juntos y subiste en ese mismo rato, quedó registrada esa hora.
Pero lo que importa no es eso. Lo importante fue que por primera vez en mucho tiempo me sentí libre, y por impulso me lancé hacia tu boca. Me detuve un poco en caso de que no me fueras a aceptar el beso, pero eso no sucedió. Al contrario, ese beso rápido y a lo loco dejó de ser solo uno para convertirse en dos, y tres.. Para luego detenernos, sonreír con picardía, hacer de cuenta como que no pasó nada y me dijeras: -Vamos a seguir bailando. A lo que te respondí: -Disculpa, ando malcriada. ¿Será que puedo arrancarte la boca? Para que venga tu inevitable risa, esa que siempre prosigue a cualquier comentario sucio que viene de mi. Me terminaste diciendo: -¡Cálmate!.
Esa calma duró 10 minutos.
Para nuestra mala suerte, no encontramos un lugar secreto donde besarnos sin que nos viera el resto del grupo. Así que hicimos como que si nada, hasta que amaneció. Y finalmente, en unas escaleras, nos terminamos abalanzando uno sobre el otro para darnos todos los besos que no pudieron concretarse durante la noche. Acto seguido, proceder a limpiarnos las caritas babeadas como dos niños torpes, mirar para cualquier otro lado y oírte decir: -Esto nunca sucedió. A lo cual te respondí: -¿Ah? ¿Qué cosa?. Quedamos en que nos veríamos en el transcurso de la semana porque querías contarme todo sobre ti, beberíamos a morir en tu casa y dormiríamos juntos (como siempre fue.. Dormir.)
Desayunamos. Me conseguiste un baño para poder cambiarme de ropa e ir directo a tomar sol (ya que, tan organizados nosotros, nunca buscamos hotel). Fuimos a la playa y finalmente dormimos ahí. Hiciste que me acueste sobre ti en un asiento, y ahí fue cuando te quemaste medio cuerpo porque el parasol no te cubrió bien.. Jajaja.. Echarme sobre tu pecho y tener mi mano con la tuya sobre mi cintura se sintió tan natural. Era como que así tenían que ser las cosas. Pero simplemente no me di cuenta de la magnitud de lo que se vendría..
Nunca pensé que esta historia sucedería, menos aún lo que vino luego de todo eso. 
¿Quién diría?

un recuerdo velado.

II
La Promesa

Luego de aquellos besos entramos a una fiesta, y empezaste a contarme sobre el viaje que hiciste en fin de año. Me dijiste que sentías que soy tu mejor amiga y que debía saber todo sobre ti.
Quedamos en que nos veríamos esa semana, beberíamos como siempre, me contarías tus historias y dormiríamos juntos. Dado el hecho de que somos amigos,  acepté la propuesta.
Por cosas de la vida, al día siguiente me llamaron para ofrecerme empleo, y empecé a trabajar al otro extremo de la ciudad, por lo cual nuestro encuentro debió quedar aplazado para cuando hubiera tiempo. Llegó el viernes y lo primero que hice fue llamarte para ir a la playa de nuevo y conversar allá. Se unieron más amigos y viajamos juntos todos.
Llegamos a retomar la jornada de besos, ya de manera poco o nada discreta, y ahí nos vieron. No me di cuenta de eso, pero tú sí, e igual seguimos.
Luego me dijiste que me querías confesar algo, con cara de angustia. Te dije que era lo que sucedía y rompiste en llanto. Te abracé, te dije que no te sientas mal y salimos de ese bar. Fuimos hacia la playa, comprando un par de cigarrillos en el camino para poder calmarte un poco.
Hablamos sobre ti, y luego confesamos lo peor que hemos hecho o ha pasado en nuestras vidas. Fue una liberación hacerlo y ver que uno aceptaba al otro a pesar de errores cometidos en el pasado y confusiones actuales.
Acto seguido dijiste una de las cosas más hermosas que escucharé en esta vida:
“Tengo para irme a trabajar y vivir en dos países, y quiero compartir esto contigo. Me encantas, casémonos..”
Dudé. Te dije que te faltaban cosas por vivir y experimentar antes de tomar una decisión así. Y que no me vieras como una facilidad para sacar sus papeles, sino como la persona que soy. Te pregunté por cabos que quedarían sueltos, amores pasados que tuviste y me dijiste que en esa relación no existe afecto, pero conmigo sí lo sentías.
Y proseguiste:
”..Nos vamos, trabajamos un par de años como burros y con eso viajamos 4 o 5 años por el mundo. Luego podemos tener un hijo, y si aún no quieres, podemos tenerlo a los 35, como los europeos. Quiero una familia, hacerme viejito y que estemos juntos por siempre. Te prometo que haré todo lo que esté a mi alcance para hacerte feliz. Nosotros no pertenecemos aquí.”
Esas palabras me dejaron en shock. Nunca pensé que alguien llegaría a decirme estas cosas. Empezaste a hablar sobre como sería la boda. Al pie del mar, o como yo quisiera que fuera. Con una fiesta para la familia y otra con todos nuestros amigos. Todo sería hermoso y perfecto.
En ese momento accedí.
Te dije que sí, que sí me casaría contigo. Me dijiste si era en serio y si sería para siempre. Te repetí que sí.
Entonces agarraste mi mano e hiciste un anillo con arena en ella. Luego pusiste tu mano sobre la mía y me pediste que hiciera lo mismo. Una vez hecho esto, dijiste:
“Somos esposos. Para siempre.”
Y te dije que sí, que esto es para siempre.
Acto seguido, te lanzaste sobre mí para besarme sobre la arena. Me partiste el labio por la emoción y una mala maniobra, y al rato salimos hacia el pueblo a dar las buenas nuevas a nuestros amigos.
El primero en saberlo fue mi hermano menor, que de casualidad apareció ahí, en la playa. Le dijiste que me querías, me adorabas, me amabas y me llevarías lejos contigo por eso. El solo atinó a decir “bueno”, y se fue.
Salimos a decirle a todos sobre nuestro compromiso. Compramos ron para celebrar, y la noche de bodas sería una mañana en una habitación compartida con nuestros amigos más íntimos, sin pensar en tiempo ni espacio. Sin pensar en nada más que el hecho de unirnos para toda esta vida, bajo esa promesa.
Nunca fui tan feliz.

..tan mío.

III
La Realidad

Luego de que me vendieras tantos sueños e ideas de una vida feliz, comenzó la espera, a ver cuanto tiempo te duraría la borrachera y pondrías los pies sobre la tierra. Tomó dos días.
Entre miedos por ambos lados, optamos por intentar un tiempo, de comenzar por el principio, conocernos e ir lento. Realmente fueron dos meses muy bonitos. Llenos de viajes, aventuras e intensidad.
Pero algo no estaba bien, no se prendió una chispa: Faltó amor. No cariño, amor. No faltaron los esfuerzos por funcionar bien juntos, faltó amor. No fue falta de atracción, fue falta de amor. No era que no existiera paciencia, es simplemente que ahí nunca hubo amor. Y una relación carente de amor está condenada a morir, tarde o temprano. Entonces optaste por utilizar la razón y comunicarme del ineludible final, antes de que el daño se volviera mayor.
Fue triste, doloroso. Sentí que di lo mejor de mi y aún así, eso no fue suficiente. Pero en estas causas, cuando las batallas no se libran juntos, no se puede hacer nada más. Respeté tu decisión y me senté a llorar. Acto seguido liberé una vez más a mis demonios, me entregué a ellos y comenzó esta loca carrera por matar todo lo más pronto posible. Destruir caminos para no volver a pensar en retomar esa vía de regreso, pase lo que pase.
Dimos mucho, y eso es algo que valoraré siempre. Me entregaste el sueño más hermoso que jamás viviré. Me regalaste tus sueños, ideales y fantasías y eso también lo aprecio. Estas experiencias me recuerdan que hay almas que nacieron para vivir solas, y que no sirve de nada presionar a una persona carente de fe.
Solo entre soñadores podemos entendernos; y aún así, estamos condenados a andar solos por el mundo. Vivimos alimentándonos con ratos efímeros de felicidad y perfección, para soportar las épocas de sequía emocional y sentimental. Y así sucesivamente hasta sabrá Dios cuando. Eso aún no lo descubro.
Pensé que el final de esta incertidumbre llegaría contigo. También puse mi fe en ti, pero las cosas son como son.. así que simplemente las acepto y las atesoro en el baúl de los recuerdos que no volverán.

recogiendo las promesas para devolverlas al mar.

Comentarios

  1. Qué buen relato, aunque lo viví de cerca, así escrito, y muy bien escrito, es más intenso. Enhorabuena porque sigues liberando. Un beso.

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  2. "Solo entre soñadores podemos entendernos; y aún así, estamos condenados a andar solos por el mundo".

    la ultima imagen debiste ser tu.. aunque la pintura es muy hermosa.. intenta insertar una donde te veas airosa con la barbilla bien arriba y los ojos brillantes. a ver si se refleja la luz de los sueños que aun deseamos alcanzar :-)

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