El niño sin brazos
Esta tarde fui a un control médico. Afortunadamente, estoy bien. Escapé del desastre a tiempo, y aunque fue un proceso largo y doloroso, salí victoriosa, saludable y sin secuelas. Mientras esperaba mi turno, vi correr por la sala de espera a un niño que no tenía brazos. Nunca había visto a alguien tan feliz dentro del lugar más triste del mundo. Iba y venía, tomaba agua del bebedero y seguía en su correteo incesante. Su madre se sentó cerca de mí y me empezó a hacer preguntas sobre el doctor. Amablemente le respondí, porque conozco muy bien esa sensación de ser la persona nueva del lugar, donde no se sabe lo que sucederá. Al rato, el niño se cansó de dar vueltas y se sentó al lado mío. Vio que estaba utilizando mi teléfono y comenzó una conversación interesante. ¾ ¿A qué juegas? ¾ A nada, solo estoy conversando. ¾ Pensé que estabas jugando. ¿Qué juegos tienes? ¾ Ninguno, los borré. ¾ ¿Y tienes fotos?